Casa ducal de SEGORBE
SEGORBE, Duques. - La Casa Ducal de Segorbe, nace en la primera mitad del siglo XV del tronco de la Casa Real de Aragón de la dinastía Trastámara. Su fundador es el Infante Enrique de Aragón que recibió de su hermano, Alfonso V "el Magnánimo", el antiguo Condado de Ampurias en el principado de Cataluña y el señorío de Segorbe en el Reino de Valencia que fue elevado a ducado en 1475.
Esta Casa Ducal nace del tronco de la Casa Real de Aragón, de la dinastía de Trastámara, linaje entronizado en dicho reino en 1412 cuando delegados de Aragón, Valencia y Cataluña, en el conocido como "Compromiso de Caspe", proclamaron Rey al Infante castellano Fernando de Antequera. Con la coronación de Fernando I, segundo hijo de Juan I de Castilla y de Leonor de Aragón, hermana del difunto rey Martín el Humano, se puso fin a los dos años de violento interregno que siguieron a la muerte sin sucesión de este último rey de Aragón de la Casa de Barcelona.
Como después veremos, el primer señor de Segorbe de la Casa de Trastámara fue el tercer hijo varón de Fernando I de Aragón, el Infante Enrique, quien en 1436 recibió de su hermano Alfonso V el Magnánimo los derechos señoriales "con la jurisdicción alta y vaja, civil y criminal, mero mixto imperio y general potestad de horca y cuchillo" 1 sobre un territorio del Alto Palancia que desde el siglo XIII, poco después de su incorporación a la Corona de Aragón, había sido enajenado del patrimonio real para constituir un estado feudal empleado por la Casa de Barcelona como infantado o "apanage" 2.
Ya en los años sesenta del siglo XIII el rey Jaime I entregó Segorbe a una de sus amantes, Berenguela Alfonso, aunque no es posible precisar ni los limites jurisdiccionales ni los temporales de esta primera donación 3. Poco tiempo después, por privilegio otorgado en Valencia el 21 de Noviembre de 1279, el Castillo y la villa de Segorbe fueron concedidos en feudo a Jaime Pérez, hijo natural de Pedro III el Grande . ||
Por un privilegio posterior concedido a la ciudad de Segorbe en 1286, refrendado en 1321, los reyes Alfonso III y Jaime II se habían comprometido sucesivamente a no enajenar la villa del dominio de la Casa Real de Aragón. La aparente contradicción entre estos documentos desaparece si la formación de este tipo de señoríos no se considera como "una alienación de bienes de la Corona sino como una determinada forma de gestionarlos" 5 y se entiende que su función era sostener a una rama de la familia real para que coadyuvara a una determinada acción política. Así, el estado de Segorbe lo utilizó la Casa de Barcelona para dos fines políticos: la financiación de la expansión mediterránea y la consolidación de su alianza con un linaje, el de Luna 6, que contribuyó notablemente tanto al expansionismo aragonés como al reforzamiento de la autoridad real.
La posteridad del primer Señor de Segorbe fue muy corta pues su único nieto varón, Artal II de Luna, murió en 1323 sin sucesión, junto a su padre, Artal I, en la conquista de Cerdeña durante el asedio de Villa-Iglesias (Civita-Chiesa). Con estos fallecimientos no se extinguía, sin embargo, la línea de los Señores de Luna, al haber dejado Artal I, de su segundo matrimonio con Martina Sánchez Duerta, un hijo varón, Lope de Luna, quien, no obstante, no tenía derecho alguno sobre el señorío de Segorbe. Por ello, con objeto de que el estado del Alto Palancia siguiera cumpliendo la doble función política antedicha y hacer patente la recompensa al sacrificio de la Casa de Luna, Jaime II casó a su hija Violante con Lope de Luna.
La contribución del nuevo Señor de Segorbe al reforzamiento de la autoridad real con la derrota de la Unión Aragonesa, en la Batalla de Épila (1348) fue vital y le valió la concesión el mismo año del título de Conde de Luna, el primer condado otorgado en Aragón a persona ajena a la familia real.
La muerte de don Lope de Luna en 1360 dejando únicamente dos hijas de su segundo matrimonio con Brianda de Agaut, María y Brianda, planteó el mismo problema sucesorio de 1324 y, una vez más, se solucionó con una nueva alianza entre la Casa de Luna y la Casa Real de Aragón. Inmediatamente, en 1361, pese a la corta edad de María de Luna, se firmaron capitulaciones para su matrimonio con el entonces infante Martín .
Tradicionalmente se ha supuesto que la accesión al trono de Aragón del infante Martín, a la muerte de su hermano Juan I el Cazador, significó la incorporación a la Corona del señorío de Segorbe y de todo el patrimonio personal de María de Luna. No es esto, sin embargo, lo que se deduce ni de las disposiciones testamentarias posteriores, que indican la desvinculación del señorío de Segorbe y del condado de Luna de la sucesión a la Corona de Aragón, ni del uso que los condes de Luna, después de ser reyes de Aragón, siguieron haciendo de este patrimonio como garantía de los préstamos que financiaron las expediciones militares organizadas para la entronización de su hijo Martín "el Joven" como rey de Sicilia.
Este rey de Sicilia murió apenas un año antes que su padre, Martín el Humano, sin haber conseguido asegurar la sucesión al trono de Aragón. De sus tres hijos varones, sólo le sobrevivió el ilegítimo, Federico de Luna 10 que pese a haber sido legitimado por Benedicto XIII (el papa Luna, después antipapa) solamente pudo suceder a su padre en el condado de Luna y en el señorío de Segorbe, pues su candidatura al trono de Aragón 11 fue rechazada por los compromisarios de Caspe en beneficio de su tío Fernando de Antequera.
La guerra castellano-aragonesa de 1428-1430 12 fue clave para la historia del señorío de Segorbe, pues provocó que Alfonso V el Magnánimo desposeyera de todos sus estados al conde de Luna, por haberse pasado al bando castellano,13 y que Juan II de Castilla hiciera lo mismo con las inmensas posesiones castellanas de su primo y cuñado el Infante Enrique de Aragón . El quebranto económico que supuso para este infante la pérdida de un enorme conjunto patrimonial que además, al distribuirse entre la oligarquía nobiliaria castellana, reforzaba el dominio político de Alvaro de Luna condujo a sus hermanos, Alfonso el Magnánimo y Juan el Grande, reyes de Aragón y de Navarra respectivamente, a firmar la concordia de Mesina, por la que se comprometían a no firmar la paz con Castilla hasta que le fueran devueltos al mismo todos sus estados. Sin embargo, la derrota y prisión de los tres hermanos en su enfrentamiento naval con Génova por el control de Nápoles, forzó a los reyes de Navarra y Aragón a buscar, a un tiempo, una paz con Castilla que les permitiera concentrarse en la conquista de Nápoles y una solución más definitiva a la compensación de la pérdida de los estados castellanos de su hermano Enrique.
Es en este contexto en el que Enrique de Aragón recibe, por un lado, de su primo Juan II de Castilla la promesa de una renta anual de 20.000 florines de oro, como parte de los acuerdos de paz, y, por otro, de su hermano Alfonso V de Aragón la donación del condado de Ampurias y del señorío de la ciudad de Segorbe con las baronías y lugares de Vall d'Uixó, Sierra de Eslida, Paterna, Benaguacil y Puebla de Vallbona en los términos referidos al principio de este artículo.
La creciente oposición nobiliaria al autoritarismo de Alvaro de Luna devolvió al Infante Enrique la esperanza de recobrar su patrimonio castellano e invertir el insatisfactorio acuerdo de 1436. 18 Por ello, volvió a penetrar en Castilla encontrando la muerte, en 1445, en la batalla de Olmedo. La reina gobernadora, María de Castilla, aprovechó que su cuñado moría sin asegurar su sucesión, pues su hijo homónimo, más conocido como "Infante Fortuna", nació póstumo cinco meses después, para reincorporar el Alto Palancia al Patrimonio Real. Esto explica que este segundo Enrique de Aragón no viera reconocidos sus derechos como señor de Segorbe hasta 1459, inmediatamente después de la llegada al trono aragonés de su tío Juan II. Poco después, una aproximación al bando de Juana la Beltraneja, que se explicaría por la oposición a la infanta Isabel del linaje Pimentel, al que el Infante Fortuna pertenecía por línea materna, provocó que entre 1473 y 1474 fuera desposeido de todos sus estados aragoneses.
La reconciliación llegó inmediatamente antes del inicio de la guerra de sucesión castellana (1475-79), pues Fernando el Católico, en calidad de Gobernador General de la Corona de Aragón, para congraciarse con su primo, firmó en Segovia el 19 de febrero de 1475 un privilegio por el que, además de reconocer todas las donaciones realizadas hasta entonces a los dos Enrique de Aragón, padre e hijo, elevaba a Ducado de Segorbe los territorios del Alto Palancia. 19 Aunque el privilegio fue confirmado por Juan II en 1476, la resistencia de los segorbinos a abandonar de nuevo su condición realenga impidió al infante fortuna tomar posesión de esta ciudad hasta 1478 en que fue designado Lugarteniente General del Reino de Valencia.
Hasta su muerte en 1522, el primer duque de Segorbe fue un personaje destacadísimo del reinado de Fernando el Católico, ocupando durante ocho años la Lugartenencia General del Reino de Valencia y durante quince el virreinato de Cataluña donde debió establecer vínculos con la nobleza catalana que fructificaron años después, en 1516, con las capitulaciones matrimoniales entre su hijo, Alfonso de Aragón, y la heredera de la antiquísima Casa de Cardona, Juana Folc. Estas capitulaciones, presumiendo la probable fusión de ambas casas, reglamentaban el orden de sucesión y aunque obligaban a los herederos a anteponer el nombre y las armas de Cardona, sin embargo, establecían la prelación del título ducal de Segorbe sobre cualquier otro.
Este Alfonso de Aragón, que ostentó dos de los cuatro títulos de la corona de Aragón que tenían entonces tratamiento de Grande, Duque de Segorbe desde 1522 y Duque de Cardona (iure uxoris) desde 1543, destacó en la represión de las Germanías y, como su padre, al final de su larga vida, ocupó la Lugartenencia General del Reino de Valencia. Por muerte del primogénito, sucedió en ambos estados su tercer hijo varón, Francisco, fallecido sin posteridad en 1575, pasando, por ello dichos estados, no sin abundantes y largos pleitos, 20 a su hermana, Joana Folc, por entonces casada con Diego Fernández de Córdoba, III marqués de Comares. De esta forma la Casa de Segorbe recayó en la de los Alcaides de los Donceles, tercera gran línea de los Córdobas,21 conocida desde 1512 por su marquesado de Comares. A partir de entonces, por imperativo del mayorazgo, los herederos de estas tres casas agregadas hubieron de anteponer el apellido Folc de Cardona y Aragón al de su varonía, Fernández de Córdoba, mientras que sus hermanos menores siguieron utilizando este último.
Sucedió en todos estos estados su nieto Enrique Ramón Folc de Cardona que realizó una difícil carrera política bajo Felipe IV como consejero de Estado y como Virrey de Cataluña antes y durante el inicio de la rebelión del principado. 23 Aunque dejó numerosa descendencia que ocupó puestos muy destacados de la monarquía en la segunda mita del siglo XVII, 24 su primogénito Luis Ramón Folc de Cardona no consiguió asegurar, pese a su doble matrimonio, la ansiada sucesión masculina. Finalmente sucedió en todos estos estados su hija Catalina Antonia de Aragón que, además de haber heredado por su madre parte de los estados de la Casa de Denia-Lerma, estaba casada con Juan Francisco de la Cerda, VIII Duque de Medinaceli, conformándose de esta manera la mayor concentración patrimonial del siglo XVII. (Extraido: Fundación de la Casa de Medinaceli. - http://es.fundacionmedinaceli.org/casaducal/fichacasa.aspx?id=30
Escudo de la Casa Ducal de Segorbe, según un manuscrito de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli.