Catalán. De Girona. Tres leopardos de oro, puestos en palo. Pruebas de Miguel Xelma. [Ms 161].
Catalán. Una banda de oro, arriba, tres estrellas de plata, bien ordenadas, abajo de plata al pie dos fajas ondeadas de azur y encima de ellas once abejas en vuelo de sable.
Catalán. De Barcelona y l’Ametlla del Vallès. Terciado en banda: 1º, de azur, tres estrellas de oro; 2º, de oro; 3º, de plata, un enjambre de abejas de sable tocando la banda; campaña ondada de azur, con tres fajas de plata y un velero con las velas plegadas sobre ella. [A. G. Garraffa] [P. M. Rigalt, ms].(Ver Xamar, Xammar, Xatmar).(*)
(*) LOS XETMAR. - La población de Castellterçol recibió el nombre de su castillo, que a su vez lo recibió de un noble apellidado Terçol, del cual sólo sabemos que murió en el año 898. Algo parecido ocurre con pueblos como Castellcir, Callús o Castellgalí, por citar los más próximos, que recibieron el nombre de antiguos nobles: Cir o Cirus, Lucius o Lluç o Galí. Sabemos que Guifré el Pelós reorganizó estas tierras a finales del año 879. Habían sido conquistadas a los árabes en el año 798 pero fueron de nuevo tierra de nadie hacia el 825 a causa de revoluciones internas. Terçol sería uno de los nobles encargados por el conde para reorganizar el país. Éste escogió, para erigir su castillo, un cerro a unos diez minutos de la población actual, la cual se erigiria, por las mismas fechas, entorno de la iglesia de Sant Fructuoso de Ginebreda, nombre éste de una gran propiedad todavia existente. Esta cerro està situado en el centro de un valle a una altura de 715 metros drenada por el torrente del castillo y rodeada de cumbres que se levantan desde 731 metros en la parte de la población a los 827 en Puigrosanes. A pesar de esta situación, el castillo no podía ser alcanzado por las armas medievales y, en cambio, tenía excelentes condiciones para ser un lugar de fácil residencia de sus señores. La colina tiene unos laterales abruptos y bien defensables por el norte, sur y levante y, en cambio, tiene un frondoso bosque de robles y encinas de suave pendiente por el oeste. Aquí, para asegurar la defensa, fue necesario excavar un profundo foso en la piedra dura al pie de la muralla, que rodeaba y aún rodea, todo el ámbito del castillo. Éste tenía en su centro la morada de los señores en una amplia torre o casa cuadrada de tres pisos, maltrecha a la altura del primer piso, que recientemente ha sido excavada y ha ofrecido sorpresas inesperadas en su parte más baja. Dirigió la excavación, patrocinada por el Servei d'Arqueologia de la Generalitat de Catalunya, la arqueóloga Marina Miquel, a partir del año 1993. En la parte este la muralla tenía adosados los aposentos para los guardianes y los defensores, aposentos que posteriormente fueron adaptados para casa de dueños y granjeros. Actualmente, en una parte de ellos, se ha construído un pequeño museo con exposición de fotografias, notícias históricas y restos de las excavaciones. Bajo la autoridad de los condes encontramos siempre a una doble familia: la de los señores y la de los guardianes. En línea sucesoria, después de Terçol siguen los señores Tedmar, nombre que cambió pronto por el de Xetmar, y entre ellos lo poseyeron entre el 952 y el 964, como mínimo, Sala y su hijo Gaudamir, levita, de la família que fundó el monasterio de Sant Benet de Bages. El primer Tedmar o Xetmar conocido lo encontramos en 1080 siendo la misma família propietaria del castillo hasta el año 1259. Ramon Xetmar lo vendió al abad del Estany. En cada generacion de los Xetmar, mientras fueron señores del castillo, un hijo varón era canónigo de la catedral de Vic. Esta costumbre acaba hacia el 1260 cuando la familia se establece en las comarcas de La Selva y el Gironès, donde la familia perduró en diferentes ramas familiares durante varios siglos. El más famoso es un Ramon Xetmar, apellidado de Castellterçol en los antiguos documentos, que fue obispo de Vic entre 1125 y 1194 y arzobispo de Tarragona entre 1194 y 1198. Bajo la autoridad de los Xetmar encontramos a la familia de los guardianes apellidados de Castellterçol. Esta familia estaba sometida, desde el año 1259, a los abades del monasterio de Santa Maria del Estany y algunos de sus varones fueron canónigos de la misma. Entre ellos destaca Guillem de Castellterçol, camerario del Estany entre 1287 y 1293 y prepósito entre 1304 y 1315 de Sant Pere dels Arquells, monasterio filial del Estany. La familia se extingue entre 1330 y 1350, seguramente víctimas de la gran peste negra del 1348, que tanta mortaldad ocasionó. A partir de aquí el castillo fue prácticamente el centro de los bienes del monasterio del Estany en el término de Castellterçol y una finca o explotación agrícola que perteneció a diferentes familias, los Tor, los Castell, los Guardia, los Maresch, los Barraquer, los Oller, estos ya hasta el año 1997 en que pasó a ser propiedad de José Mª de Anzizu y de su esposa Jean-Terry Roberts que han procedido a su restauración y a darle vida a través de los Amigos del Castillo de Castellterçol.
En la zona sur del castillo, situada en un plano inferior al castillo y extra muros, se encuentra la antigua capilla de Sant Miguel de Castellterçol hoy más conocida como capilla de la Virgen de los Remedios. Consta que en el año 111 el señor Tedmar Miró en su testamento ordenó que se rehabilitara y se consagrara. Seguramente que el edificio actual, de nave románica y ábside semicircular, corresponde a esta época, aunque ha sido modificado interiormente y exteriormente abriéndose una puerta al oeste; la antigua estaría situada al sur donde hay la sacristía y un cuerpo adosado con una lápida del párroco de Castellterçol Tomás Vila que fue enterrado el 1829. En el año 1852 se compró y entronizó una imagen de la Virgen de los Remedios que acabó por suplantar la de Sant Miguel; ella y la de los Santos Cosme y Damián que la acompañan nos indican que el cambio se realizó con motivo de alguna de las frecuentes pestes del siglo XIX. En la de cólera de 1854 fueron enterrados en el cementerio improvisado alrededor de la capilla 22 persones muertas entre los meses de agosto y septiembre, mientras se construía el nuevo cementerio que reemplazaba el que existía alrededor de la iglesia parroquial de San Fructuoso. La romería a la capilla, por la fiesta de la Virgen, se celebra el segundo domingo de octubre y ha perdurado hasta nuestros dias. Fuente: Texto escrito por el historiador Mossèn Antoni Pladevall